El último rostro.
El último rostro es el de Carmen, poco antes de cerrar los ojos por última vez en el año 2010 a sus 100 años de edad. Carmen, igual que los rostros inmediatos que le preceden, representa la experiencia y el conocimiento los dos pilares de la sabiduría, concebidos a través de la compasión y el amor.
Sufrimiento es sinónimo de apertura mental.
Miguel Aznar Sesé, Oto 1920- Tarbes 2011. Un verdadero artista de la vida, brillante por su sencillez y su gran amplitud mental. En la imagen contaba 90 años de edad.
Republicano español repatriado en Francia Miguel cayó prisionero durante la Segunda Guerra Mundial del ejército alemán, permaneciendo casi cuatro años cautivo en el campo de exterminio nazi de Mauthausen, (Austria) desde el 3 de noviembre de 1941 hasta su liberación el 5 de mayo de 1945.
Todas las personas que nos rodean no se encuentran en el mismo estado psicológico y espiritual. Algunas se encuentran en un estado primitivo, otras están un poco mas avanzadas, otras todavía un poco más evolucionadas y finalmente, aunque en un número muy reducido, se hallan las que han transcendido la normalidad humana.
Todos nosotros en un momento somos una persona.
Todos nosotros en un momento somos una persona, poco después una tercera y así sucesivamente en el transcurso de nuestra vida. Al oírse llamarse siempre con el mismo nombre, al contar siempre con las mismas actividades, al hallar en sí los hábitos que siempre ha conocido, todo hombre o mujer se imagina siempre siendo la misma persona, pero el ser humano, tal como lo conocemos, cambia y evoluciona continuamente.
La idea más revolucionaria.
Toda persona tiene dificultades para autoanalizarse psíquicamente.
Toda persona tiene dificultades para autoanalizarse psíquicamente. Ninguno nos acordamos de nosotros mismos, no nos sentimos, no sabemos quienes fuimos en otras vidas, ni siquiera somos conscientes de quienes somos en nuestra vida actual.
En nosotros se observa lo que hablamos, lo que pensamos y lo que sentimos y todo se revela a través de la intuición, los sueños oníricos y esas coincidencias significativas o "sincronicidades" que a todos nos suceden habitualmente en nuestras vidas y que para muchas personas pasan totalmente inadvertidas.
Conociendo el pasado podemos ir más allá del mundo del que formamos parte.
Talvez rebuscando en nuestros orígenes olvidados sin razón encontremos en el pasado inmediato señales evidentes que nos ayuden a comprender la verdad a la constante lucha por la supervivencia, a la precariedad de la propia vida humana y a la constante presencia y angustia por la muerte.
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